miércoles, 9 de octubre de 2013

El uso del lenguaje dentro de la empresa

El lenguaje no es inocuo, crea realidad. Cada palabra tiene dos niveles interpretativos. Cualquier persona modifica el tono y los términos en función de que su objeto sea alabar o menospreciar algo o a alguien. Esa tendencia se sofistica en las organizaciones, donde deberíamos permanecer más atentos al lenguaje, ya que es causa, y también consecuencia, de realidades graves en el modo de gobernar personas. Solo así se explica que en periodos de crisis se hable de "limpiar la organización", como si los empleados fuesen basura. Con el lenguaje, los directivos construyen o arrasan, se tornan dioses o diablos. Queda en nosotros elegir la mejor o la peor forma de comunicarnos.

El primer paso a tener en cuenta es tomar debida conciencia que siempre estamos comunicando, con la forma como nos relacionamos, con nuestro hacer o no hacer  nuestros gestos y silencios, con nuestra forma de vestirnos, mirar, escuchar. Todo comunica, incluso la disposición mobiliaria en la empresa, los organigramas, la cultura empresarial, el contexto, la forma de hablar, nuestro tono de voz, los momentos que elegimos para comunicarnos, etc.

La actividad empresarial, como toda actividad humana, se desarrolla en una mutua relación e intercambio entre quienes intervienen. En esta interacción, la comunicación tiene mucha importancia. Y es justamente gracias a una buena comunicación, que se puede llegar a evitar y superar gran parte de las ineficiencias y dificultades para alcanzar los resultados empresariales deseados. 

El lenguaje presenta tres dimensiones que se deberían tener en cuenta a la hora de comunicar:
  • En primer lugar, esta la dimensión de lo actual. En este nivel, el lenguaje no es mas que una declaración de hecho, por ejemplo "está lloviendo", es decir, no requiere mayor sutileza.
  • La segunda dimensión del lenguaje es la dimensión de lo intencional. En este nivel, tenemos que escuchar la intención mas sutil oculta en las palabras del hablante. Esta dimensión requiere mayor atención y energía por parte del receptor.
  • La tercera dimensión del lenguaje, y la más sutil, es la dimensión transformacional. El lenguaje tiene una cierta aquimia que puede transformar el corazón y la mente del receptor. Esta transformación se produce a través de un proceso conocido como empatía. El receptor presta atención no solo a las palabras o la intención que comunican, sino a la energía primaria de las palabras.


FUENTES: Bureau Veritas Business School, HEVENTUM Business Work-life Harmony

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